El concepto Mindfulness se puede traducir como conciencia plena. Conciencia “plena” de experiencias prestando atención a cada momento en que vivimos, sin juzgarlo. (Martin, A., 2011) Como dice Kabat Zinn, J., (2012, p. 26) “como si tu vida dependiera de ello”. Prestar atención a lo que surge en cada momento, siendo conscientes.

Conciencia es algo que todos poseemos de forma innata, pero que desconocemos. A través del Mindfulness podemos entrenarla y para ello no hace falta ir a ningún sitio, ni comprar nada, pero hay que aprender a utilizar la mente de una forma distinta a como lo hacemos habitualmente.

Mindfulness tiene su origen en la meditación budista, pero no tiene nada que ver con el budismo o con hacerse budista. Es una práctica mental que nos permite prestar más atención y desarrollar la conciencia. Ambas son capacidades innatas y su desarrollo nos permite mejorar nuestra calidad de vida.

El origen del Mindfulness está en la combinación de la visión oriental de salud y las investigaciones científicas realizadas en medicina y se sostienen sobre tres pilares, tal como lo detalla Martin, A. (2011), que son:

-La medicina mente–cuerpo; en cuanto que los problemas mentales se traducen en enfermedades y los problemas físicos crean sufrimiento mental.

-La actitud participativa; las personas no delegan la responsabilidad sobre su salud a otros, sino que actúan activamente para mejorar su salud.

-Una medicina complementaria; para promover una práctica saludable dentro de las circunstancias personales.

Nuestra vida normalmente consiste en hacer cosas, ir rápidamente de un sitio a otro, realizar varias cosas a la vez, etc. Muchas veces caemos rendidos en la cama al finalizar el día. Esta forma de vivir a la que llamamos vida nos lleva a parecer más un “hacer” humano en vez de un “ser” humano.

Solemos ir con el piloto automático puesto, sin pensar en lo que estamos haciendo en cada momento. Nos vestimos, nos duchamos, vamos por la calle, etc. de forma automática. A veces ni nos acordamos por donde hemos pasado o qué hemos comido. Esto es debido a que nuestros pensamientos suelen ser los que nos guían y no vivimos el momento presente. El problema está en que estos pensamientos nos suelen llevar o bien al pasado, con lo que vamos a estar pensando en cosas que ya no podemos cambiar y que por tanto nos pueden producir tristeza o llevar a la depresión. O bien los pensamientos nos pueden llevar al futuro con lo que van a girar alrededor de cosas que prevemos que ocurrirán o que deseamos hacer, pero que no podemos controlar, y esto nos producirá ansiedad. A través del Mindfulness podremos centrarnos en el presente con más frecuencia de lo habitual y dirigir los pensamientos sobre pasado y futuro de otra forma más saludable.

Mindfulness se practica a través de la práctica formal y la informal. La práctica formal se realiza mediante:

-Meditación,
-Yoga,
-Relajación.

Se recomienda al menos 30 minutos para poder bajar los niveles de estrés y se aconseja realizar una práctica diaria. Si no se puede al menos 5 a la semana, sino 4, etc.

La práctica informal trata de incorporar Mindfulness en el día a día. Andando por la calle, de pie, comiendo, etc. cualquier momento es bueno para practicar. Se trata de aplicar la conciencia plena al momento presente. Por ejemplo, si comemos es aconsejable realizar al menos una comida “consciente”, es decir, fijándonos en el aspecto, el olor, la textura, el sabor, etc. tomándonos tiempo para ello. Es por ello que es fácil practicar Mindfulness.

Las siete bases de la práctica del Mindfulness son:

-Vivir el momento.
-No juzgar.
-Confiar en tus propias capacidades.
-Tener una mente abierta, de principiante.
-No buscar solo resultados, interesarse por el proceso.
-Aceptar la realidad.
-Cuidarse, tratarse con amor y cariño.

Psicóloga Cristina Surroca